viernes, 11 de julio de 2008

Los precios de los Alimentos y las organizaciones internacionales

Una vez más, una situación de coyuntura puede condicionar el desarrollo en el largo plazo (cuándo escuché eso antes....?). Estamos en un momento donde el aumento en los precios de las materias primas y en particular de los alimentos, desvela a las organizaciones internacionales y causa problemas en muchos países.

La condición de volatilidad en el precio de las materias primas, es una característica que se estudia en cualquier curso de microeconomía, por lo que es difícil entender las razones que llevan a seguir defendiendo a la importación de los alimentos como la única estrategia de un país, si de eso depende la alimentación de su población. No parece ser una estrategia razonable al menos en el actual estado de situación del comercio internacional. Por esa misma razón, en momentos como este es difícil la negociación desde el sur para pedir una reducción de las estrategias proteccionistas de Europa y Estados Unidos en relación a su producción agrícola: los países no pueden dejar en terceros países aquellos productos de los cuales dependan el sustento de sus habitantes, si ellos mismos pueden producirlos internamente, aunque resulte inicialmente una opción más cara. Se trata de un problema de seguridad alimentaria.

Hay varias razones para el aumento de las materias primas y en particular de los alimentos, para quien este interesado en leer algo sobre esto, pueden verse algunas de las razones por el lado de la oferta y la demanda en un breve documento de la FAO, que puede descargarse de aquí. Para tener una visión alternativa que excluiría al aumento del consumo en China como uno de las causas se puede visitar un artículo de la La Jornada de México, mirando acá.

Las propuestas del Banco Mundial para afrontar esta crisis pueden verse de manera muy resumida en el siguiente comunicado que es un discurso en la reciente reunión del G-8. La página del Banco Mundial presenta a su presidente, Robert Zoellic, con un pan y una bolsa de arroz, siendo quizás la mejor muestra gráfica de como ha dominado la agenda este tema en los últimos meses y la importancia que le han dado las organizaciones internacionales.

Ahora bien, la agenda está siendo marcada sobre todo por los países desarrollados, abogando por las personas y las situaciones de hambre que se darán en muchos países pobres. Hay que recordar que muchos de estos países son a su vez productores de materias primas y que tienen a su vez una oportunidad de lograr mayores recursos. Actualmente (¿y coyunturalmente?) se ha revertido una tendencia de largo plazo que indica que los precios de este tipo de productos básicos se deterioran en términos de intercambio con los productos que exportan los países desarrollados. Por esto, es vital que en haya una agenda desde el Sur que sea capaz de plantear soluciones para este problema, y que esta no se presente diseñada únicamente desde los países ya desarrollados. Es importante tener presente algunas lecciones de la historia, y tener muy claro que la capacidad de transferencia de los costos de ajustes de los países desarrollados, es mucho más grande que la de países pobres: esto en última instancia es una cuestión de poder. Sobre la capacidad de ajuste de los países desarrollados ante los shock externos podemos recordar las consecuencias que los ajustes de Estados Unidos tuvieron en América Latina sobre fines de los setenta y principios de los ochenta. La llamada década perdida es relativamente reciente como para olvidar las consecuencias de un combo potencialmente explosivo: nuestras malas decisiones y la capacidad para transferir costos que tienen los países con mayor poder. Por lo tanto, es vital como se resuelva esta crisis, ya que estas soluciones condicionarán los senderos de un posible desarrollo.

Por último, es claro que los caminos de desarrollo no conducen a ningún lado si las personas mueren de inanición antes de entrar en ellos, así que las opciones no son sencillas, pero es necesario tener en cuenta que las definiciones de hoy condicionarán, y mucho, las de mañana.